

Cómo pagar las cuentas, qué hacer con las deudas, cómo ahorrar… son desafíos que suelen convertirse en un dolor de cabeza, independientemente de tu nivel de ingresos.
¿Has escuchado la norma es que mientras más ganas, más gastas?
Una de las fórmulas propuestas por expertos financieros para organizar mejor la manera en que manejas tu dinero es la regla regla del 80/20. Pero ¿qué tiene de especial respecto a otros métodos?
Es simple: gastas el 80% de tus ingresos y ahorras el 20%.
Muchas personas no siguen el detalle de cómo utilizan diariamente su dinero y menos aún clasifican los distintos tipos de gasto que realizan. Para saber cuánto dinero has gastado en comida, cuentas, conciertos, tienes que tomarte el tiempo de organizarlo todo.
El problema es que la sola idea de “hacer un presupuesto” es algo que a muchos les suena fatal.
¿Pero cómo funciona en la vida real?
El primer paso para aplicar la regla 80/20 es crear un retiro automático de dinero de tu cuenta bancaria hacia una cuenta de ahorro.
Básicamente, es dinero que no ves, que imaginariamente no existe en tu presupuesto mensual. Es importante que el retiro automático lo programes uno o dos días después de recibir el salario, si tienes un sueldo fijo.
Pero eso no es suficiente. Como puede ser demasiado tentador tener el dinero en una cuenta de ahorro (desde donde puedes transferirlo de vuelta en cualquier momento a tu cuenta corriente), lo mejor es que la cuenta de ahorro la tengas en otro banco.
Pero si quieres tener un mejor manejo del dinero, puedes invertir una parte de los ahorros en bolsa.
Lo ideal es que cuando inviertas en la bolsa de valores, lo hagas pensando en el futuro. Tienes que pensar a largo plazo, al menos 15 o 20 años. Esta no es la mejor opción si estás pensando en usar el dinero en un par de años. Una buena alternativa es invertir en alguno de los índices bursátiles, que pueden generar intereses del orden del 7% al 9% anual.
Un índice bursátil es un conjunto de acciones de distintas empresas. Se trata de una especie de canasta o cesta de acciones que representan una muestra amplia de una industria, un sector o una economía nacional. Y aquí lo importante es el rendimiento colectivo de estas acciones.
Es difícil a veces discernir entre qué es una necesidad y qué es un gasto discrecional. Internet puede ser una necesidad si trabajas desde casa, pero un ítem discrecional si no lo haces.
Lo mismo con la ropa. Es una necesidad hasta cierto punto, pero también se puede considerar discrecional. El pan y la leche son una necesidad, pero el helado podría ser un “gasto accesorio”.